Hasta hace unos 4 años, antes de que empezara la dichosa, cansina e intragable crisis, éramos muchos los que nos podíamos permitir hacer un viaje de vez en cuando. Llegaban las vacaciones y consultábamos todas las ofertas que inundaban Internet: Punta Cana 9 días-7 noches, un todo incluido en Canarias, un viaje a Italia...Páginas como muchoviaje.com eran punto de referencia para la mayoría.
De repente, todo se nos viene encima. Cierran nuestras empresas, nos quedamos en paro, baja nuestro poder adquisitivo...Los gurús de la economía y otros sabelotodo se permiten el lujo de decir que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Perdonen????? Esa frase me parece una auténtica aberración. El caso es que tenemos que adaptarnos a la nueva situación, que no conformarnos con ella, y eso incluye cambiar nuestro concepto de viaje.
Evidentemente ahora tiramos de la familia y los amigos que tienen piso en la playa o que viven lejos y a los que poder hacer una visita.
No obstante, un viaje puede ser una escapada de un día a un pueblecito que tenemos cerca y que no conocemos, una ruta de senderismo, una acampada con los amigos, desplazarnos a ciudades cercanas que organizan algún evento interesante e incluso ir a conocer esos rincones del lugar en que vivimos y que nunca visitamos. El caso es desconectar. Salir de la rutina, de la prima de riesgo, de los mercados, del llegar a fin de mes, del "qué mal me va" o el "vaya tela la crisis". Disfrutar con lo que tenemos cerca, respirar otros olores, ver otros colores...
Esta desconexión es algo fundamental para el cuerpo y para la mente, aunque estemos viviendo, en este caso, "por debajo de nuestras posibilidades", ya que éstas son ilimitadas y nadie puede decirnos hasta dónde pueden llegar.
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